Una operación imprescindible para obtener una fotografía es enfocar, es decir, hacer avanzar o retroceder la lente simple o compuesta de varias lentes (hasta 16 elementos tienen algunas, aunque siempre se mueven como un bloque compacto) del objetivo hasta conseguir que coincidan exactamente los puntos de luz que entran por el diafragma en el plano focal por el que circula la película fotográfica, unos rayos de luz que "fuera de foco", es decir, no enfocados, llegan al plano focal como círculos de confusión en vez de como puntos definidos. La longitud focal es la distancia que existe entre el punto de enfoque óptico del objetivo enfocado a infinito y el plano por el que circula la película sensible a la luz. El sistema de enfoque de las cámaras fotográficas (exceptuando las que no tienen sistema de enfoque y utilizan uno fijo enfocado entre más o menos 3 metros e infinito) consta de 2 piezas, una que permanece fija y otra que se mueve a medida que el fotógrafo mueve el anillo de enfoque. Cuando coinciden las 2 piezas está correctamente enfocado el motivo o sujeto que se quiere destacar nítidamente en la fotografía. En las cámaras con enfoque automático no se puede enfocar fácilmente en las superficies planas, aunque se enfoca perfectamente en las superficies con relieves, pues también están basadas en este sistema de doble plano o de 2 piezas. En algunas cámaras el enfoque automático se puede retener o bloquear manteniendo pulsado hasta la mitad el botón de disparo o un dispositivo especial que suele venir indicado con las siglas "AF". Una vez bloqueado el enfoque, el fotógrafo puede encuadrar la escena y disparar, pues el mecanismo de enfoque, situado en la parte central de la pantalla y remarcado con un círculo, funciona en un área muy pequeña en el visor.
Desde dentro hacia afuera del cilindro, en los objetivos se pueden encontrar los anillos del diafragma, de la distancia focal si se trata de un zoom y el de enfoque, donde aparece una escala en metros (m) y otra escala en pies (feet o ft), pulgadas, yardas y millas de interés para los fotógrafos anglosajones. En el caso de enfocar por apreciación o al ajustar el diafragma para el flash según la distancia, en ambos manualmente y sin mirar por el visor, los fotógrafos deberán tener cuidado de no confundir ambas escalas. Las cámaras modernas dan resuelta una operación matemática que se puede efectuar fácilmente sabiendo que la distancia focal (F) entre el plano focal por el que circula la película fotográfica y el diafragma (f) o pequeño orificio por el que penetra la luz en la cámara oscura es el resultado de la raíz cuadrada de la suma de los cuadrados de los lados. En concreto, para la película de 24 x 36 milímetros (sólo nos interesa hallar el prisma de la superficie del material sensible a la luz que instalamos en el plano focal, frente al diafragma), también denominada de paso universal, la suma de los lados al cuadrado es 576 + 1296 = 1872, cuya raíz cuadrada da como resultado 43,266615 milímetros. Esa debería ser la distancia focal exacta entre el plano focal en el que se instala el material sensible a la luz dentro de la cámara oscura y el diafragma por el que penetran los rayos de luz para que la escena resultante en la fotografía sea proporcional a como la vemos en la realidad. Si la distancia focal es menor que la proporcional al plano focal se ve angular, es decir, se ensancha el ángulo de visión, disminuye el tamaño aparente de las cosas y se separan entre sí los planos más cercanos a la cámara fotográfica y los más alejados. Un objetivo ojo de pez es un angular extremo, de 15 milímetros o menos. Si la distancia focal es mayor se ve tele ("lejos" o "a distancia" en griego clásico), es decir, se reduce el ángulo de visión, aumenta el tamaño aparente de las cosas y los planos se acercan entre sí. En cualquier retrasmisión deportiva por televisión se puede apreciar cómo en algunas tomas con teleobjetivo, normalmente un 300 milímetros, el público parece que está encima de los deportistas, o parece alejado de ellos en las tomas con gran angular, un 28 ó un 35 milímetros. Los zoom son objetivos de distancia focal variable porque el bloque compacto de la lente en el que también se aloja el diafragma tiene más recorrido que los objetivos de distancia focal fija. Los zoom ofrecen la ventaja de poder encuadrar las escenas sin levantar el ojo del visor. Su inconveniente es que son menos luminosos que los objetivos fijos, es decir, que su diafragma se puede abrir menos pasos y por tanto se ve menos claro a través de ellos. Dependiendo de la posición en la que se coloca el zoom varía también el diafragma mínimo, que puede ser por ejemplo de 1:3.5 en la posición angular ó 1:5.6 en la posición tele, pues de abrirse más los rayos de luz chocarían en las paredes internas del objetivo. En algunos zoom la distancia de enfoque mínimo puede variar en función de la distancia focal, consiguiéndose la máxima proximidad al motivo en las posiciones más largas. Según un tópico muy extendido, uno de tantos, se recomienda hacer retratos de primeros planos con teleobjetivos medios o en la posición tele del zoom. La distancia entre el fotógrafo y el modelo es mayor y se puede obtener fácilmente un retrato tipo sello del modelo, pero también se pueden hacer retratos en todas las distancias focales tomando la precaución de situar al modelo en el centro del eje óptico del objetivo para evitar las deformaciones, que son más acusadas por las esquinas del plano focal, especialmente con los objetivo angulares o en la posición angular del zoom.
Si desmontamos el objetivo de la cámara porque queremos hacer una fotografía usando como diafragma el orificio de una moneda de 25 pesetas, que mide 4 milímetros, deberemos saber que el diafragma es directamente proporcional a la distancia focal, es decir 43,266615 milímetros, e inversamente proporcional al diámetro del orificio de la moneda, es decir, 4 milímetros, cuyo resultado es un diafragma 10,816653, aproximado al 1:11 que aparece en la escala de diafragma de las cámaras. Si la distancia focal entre el plano focal en el que instalamos el material sensible y el diafragma u orificio por el que penetra la luz en la cámara oscura es menor (angular) o mayor (tele) deberemos efectuar la operación matemática correspondiente para obtener el valor exacto de un diafragma tan casual como el que encontramos en una moneda de 25 pesetas, unas operaciones matemáticas, es decir, predicciones exactas cuantificables, que las cámaras fotográficas convencionales, hasta las más sencillas, dan resueltas.
Hay que advertir que la imagen obtenida por este procedimiento dista mucho de ser una imagen aceptable desde la perspectiva de los que han usado alguna vez una cámara cualquiera, especialmente porque las lentes de los objetivos cumplen una función determinante en la toma de imágenes, pero este procedimiento de observación del mundo visible operando desde dentro de una cámara oscura fue determinante para muchos de los descubrimientos que hicieron los artistas del Renacimiento sobre la representación gráfica de la realidad. Cuanto más abierto está el diafragma, más curvatura de la lente se capta y más desenfocados aparecen los primeros y los últimos planos; cuanto más cerrado, menos curvatura de la lente y por tanto, más planos enfocados o nítidos aparecen en la imagen. En todas las situaciones con 2 ó más puntos de interés situados en diferentes planos respecto de la cámara fotográfica, es preferible enfocar a un punto intermedio, más cerca del primer plano que del último. La norma general es enfocar al punto de interés principal de la escena que se fotografía, aunque en las ocasiones en las que se requiera, el fotógrafo también puede captar nítidamente 2 ó más puntos de interés situados en planos diferentes dentro de la misma escena. Se denomina "hiperfocal" a la distancia más corta respecto de la cámara en la que el sujeto o motivo del primer plano se reproduce con nitidez en la imagen cuando también está enfocado el plano situado en el infinito, tanto fotográfico (los planos situados más allá del último punto de enfoque), como espacial, pues se pueden hacer fotos a la Luna, al Sol y a las estrellas. Operando con el anillo de diafragmas y el de enfoque, el fotógrafo puede conseguir la máxima profundidad de campo o de planos nítidos enfocando al "punto hiperfocal", es decir, a un punto imaginario situado entre el primer plano en el que se sitúa el motivo y el último plano, normalmente el infinito, pues las distancias se agrandan a medida que se alejan de la cámara y los planos se alejan entre sí a medida que aumenta la distancia respecto de la cámara. Con un diafragma 1:16 y el enfoque fijado en 5 metros se reproduce nítidamente todo lo situado entre 3 metros e infinito. Con un objetivo gran angular de 28 ó 35 milímetros de distancia focal, si el punto hiperfocal se sitúa en aproximadamente 4.5 metros se puede conseguir una banda de planos nítidos comprendidos entre 3 metros e infinito con un diafragma 2 puntos más abierto, concretamente 1:8. En términos generales, si lo que se pretende es conseguir que salgan nítidos motivos situados en diferentes planos respecto de la cámara, es preferible utilizar un objetivo angular. Con los objetivos de cualquier distancia focal enfocados a un plano cercano, aún con el diafragma cerrado a tope, un 1:16, y apuntando al punto hiperfocal, en el caso de una seta, por ejemplo, al mamelón que con frecuencia se forma en el sombrerillo en el punto de unión con el pie, la profundidad de campo o de planos enfocados es mínima, apenas una banda de nitidez con unos cuantos centímetros. Esto también ocurre en los retratos de primeros planos, en los que es preferible enfocar a los ojos, con lo que pueden quedar desenfocados aún con un diafragma cerrado (1:11 ó 1:16) la punta de la nariz y las orejas, aunque esto último no preocupa demasiado a la mayoría de las personas.
Cuanto más abierto está el diafragma, más curvatura de la lente se capta y más desenfocados aparecen los primeros y los últimos planos; cuanto más cerrado, menos curvatura de la lente y por tanto, más planos enfocados o nítidos aparecen en la imagen. En todas las situaciones con 2 ó más puntos de interés situados en diferentes planos respecto de la cámara fotográfica, es preferible enfocar a un punto intermedio, más cerca del primer plano que del último. La norma general es enfocar al punto de interés principal de la escena que se fotografía, aunque en las ocasiones en las que se requiera, el fotógrafo también puede captar nítidamente 2 ó más puntos de interés situados en planos diferentes dentro de la misma escena. Se denomina hiperfocal a la distancia más corta respecto de la cámara en la que el sujeto o motivo del primer plano se reproduce con nitidez en la imagen cuando también está enfocado el plano situado en el infinito, tanto fotográfico (los planos situados más allá del último punto de enfoque), como espacial, pues se pueden hacer fotos a la Luna, al Sol y a las estrellas. Operando con el anillo de diafragmas y el de enfoque, el fotógrafo puede conseguir la máxima profundidad de campo o de planos nítidos enfocando al punto hiperfocal, es decir, a un punto imaginario situado entre el primer plano en el que se sitúa el motivo y el último plano, normalmente el infinito, pues las distancias se agrandan a medida que se alejan de la cámara y los planos se alejan entre sí a medida que aumenta la distancia respecto de la cámara. Con un diafragma 1:16 y el enfoque fijado en 5 metros se reproduce nítidamente todo lo situado entre 3 metros e infinito. Con un objetivo gran angular de 28 ó 35 milímetros de distancia focal, si el punto hiperfocal se sitúa en aproximadamente 4.5 metros se puede conseguir una banda de planos nítidos comprendidos entre 3 metros e infinito con un diafragma 2 puntos más abierto, concretamente 1:8. En términos generales, si lo que se pretende es conseguir que salgan nítidos motivos situados en diferentes planos respecto de la cámara, es preferible utilizar un objetivo angular. Con los objetivos de cualquier distancia focal enfocados a un plano cercano, aún con el diafragma cerrado a tope, un 1:16, y apuntando al punto hiperfocal, en el caso de una seta, por ejemplo, al mamelón que con frecuencia se forma en el sombrerillo en el punto de unión con el pie, la profundidad de campo o de planos enfocados es mínima, apenas una banda de nitidez con unos cuantos centímetros. Esto también ocurre en los retratos de primeros planos, en los que es preferible enfocar a los ojos, con lo que pueden quedar desenfocados aún con un diafragma cerrado (1:11 ó 1:16) la punta de la nariz y las orejas, aunque esto último no preocupa demasiado a la mayoría de las personas.
Las cámaras oscuras reproducen en un plano la imagen obtenida a través de una pequeña abertura o diafragma sensiblemente mejorada mediante una lente biconvexa, curvada en ambas superficies, la interior y la exterior, una lupa compleja que en ocasiones puede estar compuesta por 16 elementos diferentes, pero que se mueve siempre como un bloque compacto que puede tener más o menos recorrido dentro del cilindro metálico en el que va alojada. La "profundidad de campo" es el efecto más perceptible de los que se producen en las fotos por utilizar una lente curvada para mejorar la imagen, pues ésta se proyecta en forma de lentilla o de lenteja en el plano focal por el que circula la película fotográfica. El plano enfocado es el que se proyecta con más nitidez y dependiendo del diafragma que se utilice, aparecen más o menos planos enfocados por delante y por detrás del plano enfocado: cuanto más abierto está el diafragma, más curvatura de la lente capta y más desenfocados aparecen los primeros y los últimos planos; cuanto más cerrado, menos curvatura de la lente y por tanto más planos enfocados o nítidos aparecen en la imagen. En algunos objetivos aparece inscrita una "escala de profundidad de campo" reproduciendo a ambos lados del punto de enfoque la escala de diafragmas, de forma que los planos comprendidos entre el diafragma elegido a ambos lados del punto de enfoque son los que aparecen nítidos en las fotografías. Algunas cámaras vienen dotadas con un dispositivo de "previsualización de la profundidad de campo" que consiste en cerrar el diafragma al pulsarlo, pues mientras que enfocamos permanece abierto a tope para facilitar la visión de la escena. Aunque la escena se oscurece perceptiblemente, no es fácil ver la profundidad de campo, es decir, los planos enfocados y los desenfocados por este procedimiento. Algunas cámaras automatizadas mediante microcomputadores ejecutan esta función en un programa específico denominado "deep" (profundidad en inglés): pulsando levemente el disparador, el fotógrafo señala el primer y último plano que desea que se reproduzca con nitidez en la fotografía y la cámara enfoca al punto hiperfocal, elige automáticamente el diafragma y en función de éste, la velocidad de obturación.
Un error habitual entre los fotógrafos principiantes es colocar a los modelos bajo un edificio, monumento o paisaje de grandes dimensiones. El edificio se reproduce perfectamente en la imagen mientras que los modelos parecen hormigas. El misterio de la "distancia aparente" de lo que vemos ha ocupado a los sabios de todos los tiempos y culturas, especialmente la denominada "ilusión de la Luna", que en todas las épocas, en todas las zonas del planeta y a todas las personas que hemos vivido en él nos ha parecido más grande cuando la vemos en el horizonte que en el cielo (una advertencia: si se hace a simple vista, puede haber algún bromista entre los presentes, por lo que antes de ir corriendo al oculista, debe contrastar sus visiones con las de otras personas). Los científicos Lloyd y James Kaufman, de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, demostraron a finales de 1999 que el cerebro humano "interpreta" lo que ve de acuerdo con la información comparativa y con la memoria que actualiza al mismo tiempo que ve. Por eso vemos la Luna más grande cuando está flotando en el horizonte, o vemos más cerca de lo que realmente está un coche lejano o a una persona, a la que incluso podemos reconocer en la lejanía por algunos detalles como por ejemplo los andares, como se llama en Andalucía a la manera de caminar. La "ilusión óptica" desaparece instantáneamente cuando miramos a través de un cilindro hueco, como es el caso de los objetivos de las cámaras fotográficas, que reproducen exactamente la distancia real a la que están los objetos y las personas. Estos contratiempos se les presentan habitualmente a los técnicos de televisión que realizan retransmisiones en escenarios naturales o monumentales con un presentador. El contratiempo de la diferencia de luces entre el presentador y el escenario natural o monumental, que en fotografía se resuelve con un sencillo golpe de flash de relleno, en cine, video y televisión se resuelve con focos que igualan las luces entre el primero y el último plano. El contratiempo de los planos se resuelve con un enfoque hiperfocal: buscan el punto imaginario entre el presentador y el escenario, más cerca del presentador que del escenario, en el que ambos planos y los comprendidos entre ellos se reproducen nítidamente. Las cámaras compactas de usar y tirar y las de las gamas más bajas suelen tener un diafragma fijo de 1:7.5 y están enfocadas al punto hiperfocal, de forma que captan nítidamente todo lo situado entre 3 metros e infinito. En algunos modelos diseñados con ayuda de computadores se ha arqueado el plano focal por el que circula la película fotográfica de forma que capta la proyección de la imagen en forma de lentilla, ganando con este procedimiento una profundidad de campo o de planos enfocados extra de forma que en las fotos aparecen enfocados todos los planos situados entre 1.5 metros e infinito. El enfoque hiperfocal resulta especialmente útil en todas las situaciones en las que el fotógrafo pretende captar una escena previsible, un desfile festivo o una carrera de coches o de ciclistas, por ejemplo.
Los buenos fotógrafos además habrán procurado situarse preferentemente cerca de una curva, si es en una pendiente ascendente mejor que si es descendente y rozarán la perfección si en la curva inciden de lleno los rayos solares. Con un diafragma intermedio, un 1:8 ó incluso un 1:5.6 y enfocando entre las 2 cunetas, más cerca de la más cercana que de la más alejada, el fotógrafo podrá disponer de una velocidad de obturación rápida, 1/250 de segundo ó 1/500, suficiente para congelar las escenas más rápidas. Otra precaución adicional que pueden adoptar los fotógrafos, que incluso es aconsejable en todas las situaciones, es colocar la cámara en situación perpendicular respecto del plano o escena que se enfoca. Esto es obvio cuando se trata de la foto escolar que nos hacen de niños, foto en la que no nos disponen en una fila sino en varias perpendiculares respecto del plano focal de la cámara, como nos enteramos de mayores, pero también es recomendable cuando por ejemplo fotografiamos la escena de la caza de un saltamontes a manos de una mantis religiosa: cualquier intento de dar protagonismo a la víctima o al verdugo hubiera arruinado la foto, aún con el diafragma más cerrado. Eso sin contar con que cualquier maniobra extraña hubiera alertado a la víctima y arruinado una foto que quién sabe si alguna vez puede merecer un premio. El autor hace constar que se trataba de animales salvajes en total libertad, que utilizaba un teleobjetivo corto, concretamente un 135 mm. y que al menos uno de los 2 insectos, adivinen cuál, siguió su propia existencia después de ser protagonista de unas fotos por las que difícilmente va a reclamar derechos de imagen, salvo sorpresa enorme, y de comerse al otro.
En el seno de una familia judía de Budapest, Hungría, nació Endre Enro Friedman. En los talleres Leitz de Weztlar, Alemania, el ingeniero Oscar Barnack fabricó un prototipo de cámara de fotos con el formato de la película de cine ya existente. La Leica I fue presentada en 1925. Era extremadamente pequeña y ligera en comparación con las que se habían usado hasta entonces, equipada con un objetivo de 50 mm. con diafragma abierto hasta f 3.5 y 6 pasos de obturador entre 1/25 y 1/500 de segundo. Aún sin telémetro de enfoque, incorporado en la Leica III (1933), flash y fotómetro, los fotógrafos, en palabras de Kertesz, empezaron a divertirse haciendo fotos.
El joven Endre Friedman, exiliado de Hungría por su militancia de izquierdas, se compró una de las 50.000 Leicas que ya se habían fabricado e intentó ganarse la vida como fotógrafo en los periódicos y revistas ilustrados con fotos de actualidad. La prensa estaba en el centro de todas las batallas ideológicas. Las fotografías de actualidad, posibles con las nuevas cámaras ligeras, eran la gran novedad para un público ávido de información que acababa de conocer la radio y ni siquiera sospechaba el impacto que causaría en sus retinas el gran invento de la televisión.
Huyendo otra vez, ésta de Hitler por su condición de judío, Andrés Friedman, su novia Gerda Taro (alemana, de izquierdas) y su Colaborador "Chim" Seymour (polaco, judío, de izquierdas y fotógrafo) se inventaron al fotógrafo internacional Robert Capa. Gerda vendía por los periódicos las fotos de este misterioso aventurero militante de causas justas. Es así como Robert Capa (inicialmente, la sociedad que formaron Gerda, Andrés y "Chim") tomó parte en la guerra civil española.
- El reportaje debe tener inicio y final definidos por unidad de lugar, tiempo y acción. En torno a 1 imagen central que resume todos los elementos de la historia, se agrupan cierto número de fotos que la cuentan en detalle, Gísèlé Freund, fotógrafa de Magnum especializada en retratos y excepcional divulgadora de temas fotográficos, algunos recogidos en el ensayo titulao La fotografía como documento social e 1974. En agosto de 1936, resguardao en 1 trinchera de Cerro Moriano, Córdoba, Andrés/Robert Capa estiró la mano con su Leica y sin mirar captó la imagen del miliciano cayendo herido de muerte. Esta foto llegó a la prensa francesa en el mes de septiembre de ese primer año de guerra y marcó para siempre el enorme impacto internacional de la contienda española. Aún no apareció nadie que diga ser el muerto de "El miliciano cayendo herido de muerte", el personaje de la célebre foto de Capa, sin embargo sí se ha vertido sobre esta imagen una sospecha de ser un montaje propagandístico, una escenificación interesada. Capa explicó que la hizo sin mirar, sacando la mano desde la trinchera en la que él mismo acababa de resguardarse y disparando la cámara un par de veces al azar. La efectividad de la foto (la primera instantánea de una muerte, su inmediato impacto internacional, la fama imperecedera que proporcionó al fotógrafo) es el único dato que ofrecen los incrédulos para sembrar la duda: es tan rematadamente impresionante que hasta parece mentira. Las fotos inmediatamente anteriores y posteriores a ésta corroboran la versión de fotógrafo. El contexto también está a favor de la autenticidad de esta imagen. Hasta ese momento Robert Capa era el seudónimo de los fotógrafos Andrés Friedmann y Chim Seymour ayudaos por Gerda Taro, la novia de Andrés, para distribuir el trabajo realizado en común. Esta foto tomada en los primeros meses de la Guerra Civil fue la que identificó a Capa con Andrés Friedmann. Chim Seymour continuó fotografiando por su cuenta y con su nombre el resto de la guerra. De haber sido un montaje premeditado, probablemente no habría sido Andrés Friedmann/Robert Capa el fotógrafo elegido y de serlo, habría hecho participar a sus socios. Por otro lado, el desconcierto de la imagen (una foto un poco desencuadrada, desenfocada, movida y defectuosamente iluminada) demuestra a cualquiera que haya tenido una cámara en las manos que no es una foto premeditada o preparada. El azar y Andrés Friedmann/Robert Capa fueron los autores de la imagen más conocida del siglo. Una vez que Chim Seymour decidió continuar la guerra por su cuenta y con su nombre, Gerda y Robert Capa fotografiaron en Valencia los actos del Congreso de Escritores Antifascistas de 1937, con Tolstoi, Malraux y Bergamín entre otros participantes. De este acto son 2 fotos de las pocas que se conocen de los fotógrafos aparecidas en 2018 en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, obra a su vez del polaco Emilio Rosenstein, cuyo seudónimo, pues también era judío, era Emil Vedin.
Gerda siguió con los escritores hasta los actos de #Madrid, donde los intelectuales se reunieron con el poeta Rafael Alberti, y Guadalajara, donde visitaron el frente de guerra y homenajearon a los soldados republicanos. Continuó sola hasta Brunete, donde cayó accidentalmente del estribo del coche en el que se había encaramado para fotografiar el frente y fué atropellada por un tanque republicano T 26 de fabricación rusa que se batía en retirada marcha atrás. Murió en el hospital de campaña del Goloso en presencia de la escritora Maria Teresa León, que recordó el triste suceso en sus memorias. Siempre en el bando republicano y ya en solitario, Capa realizó un amplio reportaje, no sólo de la guerra, también fotografió niños, calles, campos, soldados escribiendo y leyendo cartas o en plena clase de alfabetización, protecciones a las obras de arte, mítines políticos y encuentros con intelectuales y retrató a todos los personajes de la época que se pusieron a su alcance. En todas las fotos, Capa se reveló como un admirable admirador de todo lo humano, de todos los gestos, de todas las caras, de todos los trabajos y actividades, de todas las situaciones, de todas las edades. El tema de Capa fue lo humano. Las fotografías anteriores la Leica y a las publicaciones periódicas ilustradas con fotografías de actualidad, es decir, anteriores a 1930 son más estáticas, más contemplativas, más reposadas, más pensadas o planeadas. Capa incorporó la acción por igual a la fotografía y al reportaje. El salto que suponía tener armada la cámara ante cualquier situación a tener que armarla con el pesado trípode, las placas de vidrio o películas emulsionadas, más grandes, más aparatosas en el manejo y más exigentes en la medición de la luz, mucho más lentas en todo el proceso fotográfico, es más o menos el salto que se refleja entre las fotos de escenarios de la muerte y fosas de cadáveres de la Guerra de Crimea de 1855, muy meritoria obra del reportero pionero Roger Fenton, y el reportaje vivo aún hoy, pues fue captado directamente en el límite entre la vida y la muerte, que realizó Capa en la guerra civil española. Pegando trozos de contactos y pequeñas ampliaciones de algunas fotografías, Capa fue rellenando unos Cuadernos de Guerra en España (1936-1939), editados parcialmente en Valencia, en 1987, que demuestran que tenía voluntad narrativa o vocación de reportaje en la realización de su trabajo. Una selección de estas fotografías, recopiladas y ordenadas por el propio Capa, y que probablemente estaban destinadas a ser expuestas en el Pabellón de España de la Exposición Universal de Paris de 1939, igual que el Guernica de Picasso, apareció dentro de una maleta que había pertenecido a Juan Negrín, presidente del Consejo de Ministros de la II República Española, junto con otros documentos sobre la guerra en Suecia, en marzo de 1979. Es la más completa colección de fotografías de Robert sobre la guerra civil española y la más cercana al autor (algo importantísimo en fotografía), pues las eligió y probablemente las positivó él mismo. Para el Estao español, propietario legítimo, esta colección sólo tiene parangón por su incalculable valor emocional con el Guernica de Picasso y merece ser expuesta permanentemente. De alguna manera Capa se hizo fotógrafo en España y es por tanto un fotógrafo español, el mejor de todos los tiempos.
- El reportaje debe tener inicio y final definidos por unidad de lugar, tiempo y acción. En torno a 1 imagen central que resume todos los elementos de la historia, se agrupan cierto número de fotos que la cuentan en detalle, Gísèlé Freund, fotógrafa de Magnum especializada en retratos y excepcional divulgadora de temas fotográficos, algunos recogidos en el ensayo titulao La fotografía como documento social e 1974.
Capa tituló uno de sus libros Slightly out focus (ligeramente desenfocado) reivindicando la estética de lo borroso -fotos movidas, desenfocadas por la rapidez del puro acto fotográfico, que subrayan la intensidad dramática de la escena y las emociones humanas- frente a la estética de la nitidez que había venido impuesta por las características técnicas de las cámaras fotográficas anteriores a la Leica. Robert, que siempre odió las guerras -quería ser "fotógrafo de guerra sin trabajo"-, fotografió de esta manera el alma de la historia, no su simple apariencia. En este mismo año de 1947 y en Paris, Capa fundó junto con los fotógrafos Henri Cartier-Bresson y Chim Seymour la agencia de fotógrafos independientes Magnum, que ha reunido en sus archivos la mejor colección de fotografías de esta segunda mitad del siglo XX. Capa murió el 25 de mayo de 1954 al pisar una mina en el camino de Thai Binh, Vietnam.
Después de negociarlo con Cornell Capa, hermano, colaborador en vida y heredero de Robert, el Museo Reina Sofía ha recibido una donación de 205 fotografías de Capa sobre la guerra civil española, fotografías cuya exposición pública está anunciada para febrero de 1999. Estas fotografías de Capa son, junto con el Guernica de Picasso, cuya residencia definitiva también ha sido fijada en el Museo Reina Sofía, el testimonio más valioso de la guerra civil española, el terrible suceso del que se cumplirán 60 años desde su fin en 1999 y que no ha cesado de producir noticias, libros, películas, exposiciones, homenajes, encuentros fraternales entre los viejos combatientes y un sin fin de recuerdos que mantienen el trágico suceso en un plano de permanente actualidad.
Aloe, el retorno de los brujos, Mª Victoria Marín #seTas y plantas nº 33 noviembre 2001.