Nadie inventó la mirada poética, la que se posa sobre las personas y las cosas y evoca pequeños sucesos que aunque están atados a su espacio y su tiempo permanecen en la memoria, bien porque ya estaban -una luz, una mirada, una sombra, un vacío, un reflejo, una coincidencia, un encuentro- o porque se incorporan nuevos. Las imágenes también son experiencia, información, enseñanza para la vida, para vivir. Podemos ir a los sitios que ya hemos visto en imágenes y pasear nuestra propia mirada y no se contradice con las demás, al contrario, todas las miradas pueden ayudar a nuestros ojos a ver. Algunos encarcelan la poesía entre los barrotes de otro libro pequeño y normalmente breve sin darse cuenta que son muchas las formas en las que el sentimiento poético puede manifestarse. La Alhambra de Granada es una de ellas: las paredes interiores de los palacios y las torres están decoraos con poemas epigráficos en caracteres árabes de al menos 3 poetas. Estos poemas se iluminan cuando la luz del Sol atraviesa las ventanas y los arcos. De la misma manera, algunas imágenes afortunadas (igual que algunas melodías pop y rock, igual que algunos dibujos iluminados con colores) se quedan grabadas en el cerebro y se iluminan cuando otras imágenes parecidas o sucesos reales semejantes pasan ante esa ventana del cerebro que son los ojos. Siempre dije que las fotos realmente buenas tenían que ser elegidas y no tanto impuestas o deseadas, aunque la palabra que se ajusta como anillo al dedo es premeditadas. Quiero decir que es 1 vez reveladas cuando se ve lo que sea, y si las volvemos a ver pasado el tiempo seguro que el orden de preferencias será diferente, aunque las que dan el campanazo al principio o a más gente seguirán gustando. Algo parecido pasó a Paula Bonet con el cartel del festival de cortos La Cabina de Valencia, que desaparece de las calles nada más ponerlo, de forma que además del deseo que impriman más y la autora haga más carteles en otros sitios, hasta yo que vivo a cientos de Km me quedo nota con la pieza y la autora, le cojo la matrícula, porque realmente la quiero volver a ver, que es sin duda el encanto de las imágenes. Por tanto, además de que gustan solas y es mejor dejar elegir al que las ve, también siempre será mejor que veamos las imágenes cuando nos apetezca, como hacemos en Internet (aunque los gurú insisten mucho en el posicionamiento SEO de los buscadores basao en palabras, puedo asegurar que gran parte del mío procede de los buscadores de imágenes y mi realmente jodida manía de poner siempre bien las etiquetas) a diferencia por ejemplo de la parrilla de programación que sirven las cadenas TV.
- A veces son las imágenes las que tienen que esperar a que maduren los ojos que las van a ver, Carlos Villasante otra vez, pero además, las que se nos quedan instaladas en forma de póster, recortes perdidos en carpetas olvidadas y así, muchas veces es porque nos plantean algo parecido a 1 enigma, como si no las entendiéramos al 1º vistazo, aunque la mayoría son tan transparentes que ni se ven en el setido de que se olvidan a los pocos segundos, como los peces. Sobre la presunta superioridad por comparación respecto de los textos escritos cuando no solo son perfectamente compatibles, sino que lo deseable es disponer de los 2 (el curriculum informático es 1 pequeña conquista, antes pegaban o grapaban el careto a la hoja causando daños a la imagen), aún me atrevería a decir que pinta peor hacia los que llevan la fama, pues esos si que es rarísimo que los leamos siquiera, que los acabemos si empezamos las primeras líneas y luego que eso nos anime a emprender acciones concretas como por ejemplo tratar de conseguir el programa del festival de cortometrajes, entre otras cosas para tener 1 versión en modo cartera del deseao cartel. Estamos muy confundidos en eso de esperar el efecto fulminante de las cosas tal como lo deseamos, y luego, si nos toca la varita pues como Bonet pidiendo en su cuenta Facebook que la gente no arranque los carteles, pues se trata que vayan a ver las películas. Muchas veces el éxito inesperao de algunas imágenes, no importa cómo se muestran, me refiero a lo que se ve, se vuelve contra el autor, de alguna manera lo escruta casi buscando si es falso, hizo trampa, lo ha copiao de algún lado, la continuación del enigma de tan poderoso encanto creo yo de algunas imágenes más que de otras. Siempre son muy poquitas las buenas, hasta los grandes fotógrafos cuando hacen recopilatorios se diría que hay años que parece que no hicieron nada y otros en los que estuvieron sembraos, pero sigue siendo el mismo efecto: el que elige las imágenes pasa a ser su dueño solo con que se cumpla su deseo de querer verlo detenidamente. Hasta en el mejor de los casos lo que se compara o cuestiona es la relación entre las imágenes más logradas y la vida real, pero no entre las propias imágenes y el soporte, accesorios o canal por el que se revela.
Fotografié a Adolfo Bioy Casares para la revista El Urogallo en el Hotel Intercontinental de Madrid en noviembre de 1990, cuando vino a recoger el premio Cervantes.
- No se preocupe que no me voy a poner nervioso -me tranquilizó Bioy-, fui fotógrafo en Buenos Aires en los años 30, hace mucho tiempo. Incluso escribí una novela sobre mis recuerdos. Como el entrevistador había leído La aventura de un fotógrafo en La Plata (1985), continuaron conversando mientras terminé de montar el flash en la cámara y lo dispuse todo para hacerle unos retratos al autor de La invención de Morel (1940), novela de "imaginación razonada" en palabras de Borges o de fantasía con base científica que le consagró, varias antologías de relatos fantásticos y de poesía en colaboración con su mujer, Silvina Ocampo, libros de cuentos como El perjurio de la nieve (1944), La trampa celeste (1948), El héroe de las mujeres (1978), novelas como Guirnalda con amores (1959), Diario de la guerra del cerdo (1969), Dormir al sol (1973) y relatos de recuerdos y sentencias como Memorias (1994), De jardines ajenos (1997) y los que se publicaron después.
- ¿Y qué tal le fué como fotógrafo? -pregunté al escritor amigo de Jorge Luis Borges ("Byorges" se hacían llamar la pareja entre sus allegados y "Honorio Bustos Domecq" era el seudónimo con el que publicaron varios relatos policiacos escritos en colaboración) desde que se conocieron en 1932, tratando de llamar su atención para alguno de mis retratos. El autor de la frase "aunque nunca me he psicoanalizado, una psicoanalizada me dijo una vez que parecía un psicoanalizado a quien el psicoanálisis le había hecho bien" separó las manos mostrando las palmas y sentenció abriendo los brazos con las palmas de las manos hacia arriba:
- Me sirvió para conocer a gente, la misma iniciación en la fotografía contada por Robert Frank, autor de Los Americanos, reportaje fotográfico de En el camino de Kerouac, haber heredao la afición de su padre que tenía una Leica que se echaba al cuello para salir a pasear de esa guisa y al que nunca vió llevar a revelar ni 1 de los carretes que guardaba enrollaos en 1 cajón de su habitación pero conocía a gente.
El principio físico en el que está basado el cuerpo de las cámaras fotográficas fue descrito por Aristóteles, que vivió entre los años - 384 y - 322 con estas palabras: "Los rayos de Sol que penetran en una caja cerrada a través de un pequeño orificio sin forma determinada practicado en una de sus paredes forman una imagen en la pared opuesta cuyo tamaño aumenta al aumentar la distancia entre la pared en la que se ha practicado el orificio y la pared opuesta en la que se proyecta la imagen", la cámara negra. Abu Alí al Hasan Ibn al Haythan, Alhacén, que vivió entre los años 965 y 1030 también describió con detalle la cámara negra en su tratado de óptica y resolvió el debate entre Euclides, Tolomeo y otros matemáticos que sostenían que la luz viajaba desde el ojo al objeto observado frente a Aristóteles y los atomistas que sostenían lo contrario. Alhacén invitó a los incrédulos a mirar directamente al Sol y demostró que la luz parte de un lugar fuera del ojo y entra en él, explicación por la que Alhacén es considerado el inventor del método científico para conocer el mundo. La primera representación gráfica de la cámara negra se hizo en el siglo XIII, una ilustración de Guillaume de Saint-Cloud en su "Almanaque" de 1.290. Aunque la curiosa inversión de las ilustraciones de los libros y las pinturas de Leonardo da Vinci, qe vivió entre los años 1452 y 1519 se asocian habitualmente a la utilización de espejos también se puede afirmar que los elaboraba con ayuda de cámaras negras, principio físico qe conocía y qe describió en el texto titulado "Demostrar cómo todos los objetos colocados en una posición están todos en todos lados y todos en cada parte" con estas palabras: "Si el frontal de un edificio o cualquier espacio abierto iluminado por el Sol tiene una vivienda frente a la misma y si en la fachada que no está frente al Sol se hace una abertura redonda y pequeña, todos los objetos iluminados proyectarán sus imágenes por ese orificio y serán visibles dentro de la vivienda sobre la pared opuesta, que deberá ser blanca, y allí aparecerán invertidos". La imagen proyectada a través de un pequeño orificio practicado en una cámara negra aparece en la pared opuesta invertida de arriba a abajo y de izquierda a derecha. También han interpretado que da Vinci transcribía o copiaba sus textos y los de otros estudiosos ayudándose de espejos con un caprichoso deseo de criptografía u ocultamiento de los conocimientos pero también podemos pensar qe por comodidá se ayudaba de 1 cámara negra para copiarlos y en consecuencia se pueden leer colocándolos en el exterior, ante un pequeño orificio e introduciéndonos dentro de una cámara negra. Pero hay más: "Si se hacen aberturas similares en varios lugares de la misma pared se obtendrán idénticos resultados en cada caso, de donde se infiere que las imágenes de los objetos iluminados están en toda esta pared y todos en cada minúscula parte de ella. La razón es que este orificio debe admitir algo de luz en la ya mencionada vivienda y la luz admitida por él se deriva de uno o de muchos cuerpos luminosos. Si estos son de variados colores y formas, los rayos que forman las imágenes son de varios colores y formas, como también lo serán las representaciones en la pared". Da Vinci investigó los efectos de la luz sobre el ojo con el sfumato, los característicos degradaos conseguidos ahora con aerógrafos e incluso con los mañosos cepillos de dientes desgastaos como resultao; la relación íntima entre los elementos que se encuentran gozosos cruces las miradas, posiciones enfocás de los cuerpos en sus pinturas y esculturas corales también son características de da Vinci qe además exhibió conocimientos de fotografía, pintura, escultura, ingeniería, filosofía, anatomía, fisiología, geología entre otros. La simple observación de un objeto o sujeto a través de un agujero hecho en una superfice opaca a la luz permite "Demostrar cómo todos los objetos colocados en una posición están todos en todos lados y todos en cada parte" con da Vinci: tanto los objetos cercanos como los alejados aparecerán perfectamente nítidos ante nuestro ojo, de manera parecida a lo que ocurre en la película cuando accionamos el disparador de una cámara negra. La cámara negra más sencilla es una caja en la que se ha hecho un pequeño agujero en una de sus caras. Por ahí penetran y su cruzan los rayos de luz. La imagen que se forma al fondo de la caja está invertida de arriba a abajo y de derecha a izquierda. Las distorsiones dependen de la forma de la caja. Para evitar los reflejos, el interior de la caja debe estar pintado de negro. Se hicieron fotografías con una caja de cerillas, con un tambor de detergente para lavadoras, con un bote de Colacao, con una caja de discos, con un embalaje de cartón de una nevera, con una maleta, con un baúl, con un acordeón, con la boca, con una rueda de tractor, con un paquete de tabaco, con una caja de puros, en un departamento de segunda de un tren de pasajeros, con una caja de papel fotográfico, con una tienda de campaña, en una caja de un carrete de fotos y en casi todas las aulas donde se imparten cursos de fotografía. Para Joan Fontcuberta, Premio Nacional de Fotografía en 1999, los únicos avances que puede experimentar la fotografía en el futuro surgirán necesariamente de investigar en el interior de la cámara negra, entre el diafragma u orifico y el plano focal en el que se instala el material sensible a la luz. Las cámaras fotográficas tienen 2 dispositivos reguladores de la luz, un obturador que se abre o se cierra durante más o menos tiempo, entre 1/1000 de segundo y disparos de varios segundos y un dispositivo propiamente fotográfico que es el diafragma, el pequeño orificio por el que entra la luz en la cámara oscura, también conocido como la abertura. A lo que más se parece es a la niña o círculo negro central del ojo humano, incluso en su funcionamiento: cuanto mayor es la abertura del diafragma mayor es la intensidad de luz que recibe la película. En términos generales, pues también depende de otros factores, cuando hay menos luz el diafragma debe estar más abierto y cuando hay más luz el diafragma debe estar más cerrado. Si aumentamos el tamaño del diafragma aumentaremos la claridad de la imagen, pero empeoraremos su definición en los planos situados por delante y por detrás del motivo o sujeto al que hemos enfocado. Es uno de los resultados visibles en las imágenes de reducir a un plano una escena de 3 dimensiones, el resultado también de la mejora que se obtiene al colocar delante del diafragma una lente convergente, es decir, más gruesa en el centro que en los lados. Por efecto de la superficie curvada de la lente los rayos de luz que la atraviesan se refractan hacia el eje óptico o centro de la imagen y llegan perfectamente enfocados, como puntos de luz al plano focal por el que circula la película fotográfica; mientras que los rayos de luz que entran por los bordes de la lente llegan al plano focal desenfocados, es decir, como círculos de confusión y no como puntos de luz. La abertura del diafragma se expresa mediante la llamada "escala f" y sus valores de mayor a menor son f/1.2, f/1.4, f/2, f/2.8, f/3.5, f/4, f/5.6, f/8, f/11, f/16, f/22 y f/32. El valor f/2 es una abertura muy grande y el valor f/22 es muy pequeña, es decir, cuanto menor es el número del diafragma la abertura es más grande y cuanto mayor es el número, la abertura es más pequeña. La relación de estos valores entre sí es la de doblar el valor anterior, es decir, f/2 es el doble que f/4, aunque también pueden aparecer en la escala "f" de algunas cámaras pasos intermedios y en la mayoría de los objetivos se puede situar el diafragma entre dos valores. El f/8 es el diafragma medio y para algunos fotógrafos e incluso asociaciones de fotógrafos, como la llamada F8, es el único. La escala f o escala de diafragmas es más o menos amplia según los objetivos y el valor que se tiene en cuenta es el de mayor abertura del diafragma, que está relacionado con la denominada luminosidad del objetivo. El Diafragma es el mecanismo más característico, genuino y diferenciador de las cámaras oscuras, también de las fotográficas, de las imágenes y de la visión. Fue Daniele Barbaro en 1568 quien sugirió colocar un diafragma en la cámara oscura para ver más nítidas las imágenes operando desde dentro. Aunque al plano focal por el que circula la película fotográfica en las cámaras modernas siempre tiene que llegar la misma cantidad de luz, no siempre se dan las mismas situaciones: hay diferencias entre la luz del día y la de la noche, entre la luz natural y la artificial, entre un interior y un exterior, entre una superficie que refleja luz y una superficie opaca, etc.
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