Tras tomarse unos meses sabáticos después del #25M 2014, elecciones europeas en las que fue la gran revelación, Iglesias se descolgó con 1 escrito insultante en su reaparición llamándonos lumpen e impresentables a los de los pueblos, motivo por el cual en su asalto al cielo con sus huestes les comunicó que había decidido no presentarse a las elecciones municipales recién celebradas. Al final no solo ha participao como el que más, sino que los impresentables, ahora parece que indefendibles cuando se los conoce más, aunque no lumpen, eran su cuadrilla de la máxima confianza: Zapata, Errejón, Monedero, Tania y el informático que le ayudó a pegar el #pucherazoPodemos, donde alcanzaron cifras de participación cercanas al 8%, todavía superiores al 3,6% de las primarias propias de Ciudadanos, al que dieron la patada hace tiempo. Por eso se puede meter por donde le quepa su recomendación u orden de guardar 100 días de confianza hacia los concejales, que además nunca se respetó. He leído otras informaciones y tengo otras experiencias que es precisamente en esos 100 días en los que los dirigentes llevan a cabo sus iniciativas más arriesgadas y luego el resto del tiempo se lo pasan vagueando como sus adláteres que logran instalar, y en eso sí que no hay excepciones ni menos otra idea queno sea la de imponerse ellos y los suyos que sean. Por tanto yo también he conocido y conozco concejales y me propongo revelar cómo fueron los 100 días de Granados en Valdemoro, Tomás Gómez en Parla y otros concejales que luego se vinieron a más en la zona Sur de Madrid donde había periódicos de constructores en los que trabajaba de fotógrafo y por tanto, no solo fui testigo sino que además conservo hasta las pruebas. A grandes rasgos, los equipos de esta comarca antes conocida como el cinturón rojo se organizaron en equipos entrantes y los que continuaban sin importar ideología, por ejemplo Castro el de Getafe, Pérez de Leganés o Quintana el de Fuenlabrada, sin importar sus marcas ni 1 pimiento, como luego se ha visto; y luego y en general los nuevos que se consideraba inexpertos a priori, fueron los que se emplearon con malos modos para hacerse sitio, lo que además incluía periodistas y medios de comunicación, que éramos como sus ariete o armas arrojadizas. Por lo que me toca, la contienda más brutal que recuerdo se produjo en el pleno de investidura de Pinto, la vieja Punctum romana que se consideraba el centro geográfico de la península Ibérica, y por partida doble: el que hasta entonces era sin duda el mejor y más favorable a mis habilidades director de periódico que recuerdo, pasó a ser jefe de prensa del nuevo alcalde, 1 tal Fernández que luego dio lugar a escándalo por haber empleao los fondos de ayuda que se destinaron a Argentina, cuyo corralito se produjo en 2001 y por tanto durante su mandato, a construir viviendas de lujo. Pero es que además hubo imputaciones graves a 1 concejal y la alcalde saliente de Izquierda Unida. El truco, para mí inadvertido, consistía en que tenía que ir a los plenos de investidura y hacer retratos de archivo a los nuevos concejales, más de 1 centenar que luego se ordenaban en el archivo y se utilizaban en adelante para ilustrar las noticias, de lo que recuerdo mientras pasaba entre las filas a 1 pobre hombre que se echó para atrás y 1 mirada de mala leche con la que salió en la portada, pues fue la foto elegida entre todas: resulta que había sido denunciao por agredir a su mujer pocos días antes y eso era algo que sabía muy poca gente. El pleno de investidura fue muy movido, y como tenía mano con el nuevo jefe de prensa y asistí en la barrera, lo cuento: Fernández, no contento con haber ganao por mayoría absoluta y literalmente machacar a 1 concejal del equipo saliente (puedo asegurar que el pobre sabía lo que le iba pasar, aunque no yo al hacerle el retrato fatal; de la manera que sea supe que ahí pasaba algo, inolvidable su mirada de hostilidad ni aunque no hubiera salido la foto) machacó a la alcaldesa saliente afeándole su conducta de haberse hecho instalar 1 nevera en su despacho parecida a la de los hoteles, de forma que puedo asegurar que la frase del título y bromas parecidas a la famosa canción de los Porretas la oí en el pleno de investidura de 1 ayuntamiento, y por tanto dentro de los 100 primeros días de investidura. Por lo demás, la fulminante imputación del flamante concejal Zapata, que se sentará en el banquillo a los pocos días de montar escándalo por tuits del 2011, demuestra a las claras que los tiempos en política son como mínimo distintos, y aunque no creamos e incluso nos mofemos de los mentecatos que se atribuyen dominar tal cosa, más allá del juego de la poltrona contra la oposición, a mí estos sobresaltos me recuerdan a 1 alcalde para el que siempre éramos culpables los periodistas, hasta yo mismo que formé parte del equipo que hizo el libro con el que consiguió su reelección, algo que cuento porque sus opositores siempre me lo tuvieron en cuenta, pagaba los platos rotos de las metederas de pata hasta de su más fétido lacayo, que era el peor, pues aún trabajando se puede mantener la dignidad, pero era el mismo postureo que se ha visto en Rajoy y muchos otros, incluido Iglesias, pues no se me ocurre mayor desprecio que los que perpetra hacia quienes le dieron confianza en su ascenso meteórico: Canal 33 TV, IUCM, antes el PCE. Pienso que cuentan los propios méritos y errores, a lo mejor quizá con leves diferencias dependiendo de lo energúmeno que se sea, pero hasta en asamblea #indignados fui víctima de algo parecido: si se exceptúan los meses previos a la elección que sea y los 100 días posteriores en los que se hacen sitio a codazos, el resto del tiempo cualquier otra cosa que no sea jalear tan egregias figurones y a sus lameculos preferidos, familiares y partidarios, cualquier otra cosa se la toman como agresiones intolerables. Sigue siendo postureo, pero es la única explicación que veo a esos 100 supuestos días de cortesía, cuando quien más, quien menos trata de colocarse, y también que los elementos más temibles son los que no lo consiguen, y de estos los que dieron su empujoncito en el ascenso que se puedan haber sentido defraudaos.
gordos a la parrilla
