
Aunque entre ultimátum, órdagos y faroles la actualidad nos arrastra con gancho, no quiero dejar pasar la oportunidad de comentar el encuentro histórico entre @delia2d Rodríguez, autora de #memecracia Virales que nos gobiernan, de la que muchos nos consideramos discípulos en Twitter cuando todavía era en inglés y estaba empezando, y Enrique de Vicente, el logotipo de hombre chapao a la antigua, como venido de otro tiempo, desactualizao en el más amplio sentido de la palabra, hasta vocacional en las poses a lo Ramón y Cajal y otros sabios antiguos, sin que por ello se haya visto mermada su fama, en el deslumbrante decorao de #CuartoMilenio hablando de virales de Internet. Quienes no hayan conocido @delia2d en su salsa, la encontrarían tímida y apocada ante el editor, director y redactor único de la principal revista cultural española, capaz declarar que no le interesa la Historia y sin embargo sentar cátedra casi como Errejón. Por lo demás, lo principal respecto de los memes y virales ya estaba dicho, pese a nuestra ignorancia vocacional como país, hubo alguien que se molestó en leer y traducir pasajes sobre los cambios que se estaban operando en el conocimiento y la cultura con las nuevas herramientas informáticas en la que algunos divulgadores han creído reconocer la inteligencia articificial de las películas de ciencia ficción. Pero tampoco es infalible. Escrito en letras de molde de finales 2013 cuando se publicó, @delia2d afirmaba que los dueños y dirigentes de medios de comunicación principales prohibían a sus periodistas tener cuentas en #iRedes #SocialMedia por entender que en ese caso trabajaban para ellos o su firma y no para el medio que los contrataba. En fechas posteriores dirigentes de estos medios como el As o El Mundo obligan a los periodistas que contratan a abrirse sus propias cuentas, por entender que su bajonazo en ventas e influencia es producto de la competencia que hicieron otros que en su momento obtaron por abrir los suyos y al menos les ha permitido tener presencia en las tertulias de fuste. Por lo que se refiere al encuentro, ni siquiera hubo debate, pues el presentador Íker Jiménez fue desgranando los contenidos mientras Enrique de Vicente adoptaba poses decimonónicas como si oyera psicofonías y @delia2d miraba extasiada como si los personajes de su libro de repente cobraran vida y si decía algo, apenas precisiones y apostillas, se iba desvanecer el escenario como si fuera 1 pomPa holograma. Se trata de otra demostración por si hiciera falta del triángulo del deseo que formuló René Girard, ya saben, ese que reza que no anhelamos por nos mismos sino por envidia de lo que desean otros. Es en ese sentido que personajes como Enrique de Vicente captan la atención independiente de lo que hagan o digan, solo como reflemo de ese deseo mimético de muchos.
- Y como él, tantas otras celebridades, políticos, periodistas, novias de futbolistas, son lapidaos en público por cualquier excusa, despellejaos por meteduras de pata, declaraciones polémicas, fotos que suben por equivocación, mensajes de servicios automáticos, hackeos de cuentas, en serio o con humor es el hábito cotidiano de la comunidad tuitera. Gerard explica que la imitación de las modas lleva a la violencia -competencia de deseos- y para ponerle fin se elige como chivo expiatorio en el que desahogarse algunas personas o grupos.
- La espiral del deseo mimético tiene que romperse a través de 1 víctima propiciatoria, el chivo expiatorio, para no estallar en violencia y poder volver a empezar. Girard lo comprendió estudiando mitos, cuentos, leyendas que nos contamos los humanos necesitamos contarnos a nos mismos para poder soportar la violencia que crean y a la vez negar el suceso, pero vemos el mismo mecanismo todos los días a través del plasma y de esa forma participamos, pues nada nos une más que desear u odiar lo mismo. En este panorama, Enrique de Vicente es la excepción que confirma la regla que el gran público prefiere la bruja bella para desahogarse, Gwyneth Paltrow, Anne Hathaway, las españolas Sara Carbonero o Letizia Ortiz, a las que no quemamos, pero despellejamos en medios de comunicación y #socialmedia en círculos viciosos cada vez más amplios e imposibles de romper. Estas brujas dan tráfico porque interesan; los medios de comunicación hablan de ellas porque dan tráfico de forma que atraen aún más porque las vemos constantemente en los medios en proceso que suele ser espontáneo, pero como se logró alguna vez con procedimientos aprendidos de la experiencia, también colocan sus productos algunos.
Como que soy soltero ni dispongo de fortuna como para que me salgan hijos para que los reconozca, llamaron mi atención ofreciéndome 1 seguro de vida, incluso regalándome las primeras cuotas y creo que 1 suculento descuento, pues ya de entrada he despreciao la parte de la invalidez en la llamada, y supongo que en el seguro, pues éso si me da mucho yuyu y prefiero ni mentarlo, y me he puesto a desbarrar sobre lo demás mientras desliaba el cable de teléfono, pues encima me han pillao cargándolo y subiendo otro vídeo a YouTube. O sea, con tiempo y ganas, me he deseao a mí mismo larga vida y con salud, como mínimo la que tengo, en la conversación respecto del regalo o descuento del #banksters donde tengo mis magros ahorros reflexionando sobre los beneficiarios. Sobre las cargas que pesan sobre mí, pues también tengo la pertinente hipoteca, mi familia ya tiene suscrito y pagao el seguro que además creo que fue obligatorio cuando me la concedieron, del que son beneficiarios, al menos sobre el papel. Pero a lo que voy es que desde que me he enterao que ganan con ese tipo seguros, puestos en lo peor, son los propios #banksters, no deja de mosquearme que si arrecian las dificultades lo mismo les da por matar a los que hayan aceptao semejantes regalos para resarcirse sus pérdidas cuantiosas en las estafas pirámide nacionales y guiris. Parece otro cuento de navidad, pero igual si me dicen que el benificiario es el gobierno, en especial el actual, como que me cisco en sus muertos de viva voz y ni siquiera me importa que graben la llamada, a lo mejor si la que llama tiene voz de mujer, como era el caso, lo único es que mi humor escatológico no pueda ser mal interpretao como ofensivo en lo personal, pero solo para la interlocutora, por otro lado tan amable, que casi me alegra tenga trabajo en estas circunstancias que padecemos, aunque sea tan lúgubre el regalo que propone. Hasta me ha tirao 1 par de veces los tejos sobre la parte la invalidez, pero yo dije la palabra mierda claramente audible por lo menos 3 veces. Y calavera, patria y puede que algún aspecto religioso haya mentao. Es ver la cara cabronazo de Guindos, los buenos deseos de la familia Fabra o el morro la Chacón y casi me reconcilio con la humanidad entera antes que desear o conceder de buena gana que algo mio pueda llegar a favorecerles, ni a los que votan semejante bosta, aunque sea de manera tan involuntaria como palmarla. No me extraña que los Montero, Herrera, gente guapa como Fernández y otros estómago agradecidos de la vida o vidorra que se pegan a costa el contibuyente, aunque se los pueda usar como despertador de emergencia dejando los aparatos encedidos por la noche, encuentren cierto atractivo sexual en estos gumos o muy bajitos o muy gordacos o con la cara muy agria propia de puretas que se dedican a prohibir y amenazar al prójimo mientras atracan. Pocos habrá más grimosos y cutres que Montoro con su voz de falsete mientras amenaza al prójimo, como si se hubiera bebido enteras varias botellas de las cajas de Rioja que le mandaba Camacho, el que alojaba a su perro Colombo en suites de hoteles de lujo mientras hacía llamadas de regalo y descuento promocionales de su chiringuito Gescartera, otro fraude. Lo suyo sería resistirme a morir, al menos hasta ver como revientan todos estos que tan bien me quieren, hasta le he soltao a la que me llamaba que se me pillan fiambre como si la Merkel se hace jabón con mis restos después de aplicar las políticas que practica su país hacia el prójimo, pero como también parece empeño imposible, al menos cuando revisen las grabaciones para ver si les toca algo de lo que deje, que se enteren lo que pensaba de ellos, aunque también lo consideren delictivo.
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